En el fondo marino de las costas de la ciudad de Puerto Madryn en la provincia de Chubut, habita una especie de erizo de mar, la Arbacia dufresnii, que ha sido investigado para consumo humano, contiene en sus huevas propiedades que lo convierten en un recurso natural de alto valor científico . Algunas especies de erizos tienen valor culinario, como el Paracentrotus lividus también conocido como el erizo de mar común, pero no se trata de una extravagancia moderna porque se tiene constancia de que estos espinosos animalitos ya eran comidos con entusiasmo en la antigua Grecia. Estos invertebrados de diferentes fisionomías poseen innumerables beneficios, sus propiedades fueron descubiertas en el siglo XVII en Oriente, y desde entonces se han comprobado sus beneficios en la salud humana como por ejemplo para tratar el dolor de cabeza, las inflamaciones y los dolores de pecho.
Con el análisis de esa información ancestral de base, más la recabada por sus propias investigaciones, la Dra. Tamara Rubilar, investigadora del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR – CENPAT) en el Centro Nacional Patagónico (CCT CONICET-CENPAT), junto a un equipo, emprendió el camino hacia la conformación de una empresa de base tecnológica que le permitiera montar en Puerto Madryn, una planta piloto de acuicultura de erizos de mar, y elaborar productos biotecnológicos para la salud y alimentación humana.
Tras años de experiencia y bibliografía producida sobre las propiedades de las moléculas de los erizos de mar se describieron sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes, con actividad antiviral y antibacterianas con esto“empezamos a trabajar sobre la hipótesis de que quizás podía llegar a servir para la pandemia que lamentablemente llegó para aquedarse y sus secuelas también”de manera que se inició el proceso de lograr un producto que permita solucionar las secuelas del COVID-19, como la persistencia de dolores musculares, fatiga, dolor de cabeza o pérdida de peso, utilizando huevos no fecundados de erizos de mar como materia prima.
El producto se presentará al público en la Casa de Chubut el próximo 3 de Julio a las 15 horas en Sarmiento 1172 CABA, ha sido validado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y se lanzará con la denominación Echamarine “ también hemos logrado la aprobación del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos NIH (National Institutes of Health) bajo rigurosos controles y comité de ética en pacientes con secuelas COVID-19, sabemos que llevar un producto al mercado, es necesario que sea validado científicamente, para esto se realizó pruebas médicas de doble ciego en hospitales públicos de Buenos Aires: a un grupo de paciente se les da el placebo y a otro grupo se le da suplemento dietario. Posteriormente se realizan análisis bajo seguimiento de médicos clínicos, neumólogos y cardiólogos”, agregó que se hizo un acompañamiento emocional de los pacientes “sabemos que es una enfermedad inhabilitante y la gente pasa por un proceso de depresión entonces, trabajamos con un equipo para evaluar el estado emocional durante las pruebas que se realizaron en el Hospital Santojanni, Muñiz y Ramos Mejía de la provincia de Buenos Aires, bajo el nombre, Monitoreo y tratamiento con Suplemento dietario basado en huevas de erizo de mar con Echinochroma A”.
La génesis del producto
La Dra Tamara Rubilar es egresada la Universidad Nacional de Patagonia de San Juan Bosco, y posteriormente hizo su doctorado en el Centro Nacional Patagónico-CONICET, enfocado en la regeneración neuronal en estrellas de mar. Es co-fundadora con la Ing Lucia Barja de EriSea, la empresa que pusieron en marcha en el año 2022 constituyéndose como la primera empresa de base tecnológica del CONICET en Patagonia, en la que convergen esfuerzos del sector privado, organismos de promoción de la I+D+i nacionales, provinciales y municipales, lo que representa un hito “poco común entre instituciones y el sector privado”destacó.
Sin embargo, el motor que impulsó a investigar los erizos de mar se inició no sólo por curiosidad profesional, sino por tratar de encontrar una solución para la enfermedad de su hijo “todo empezó porque me encontré en una situación familiar difícil, mi hijo sufría inflamación intestinal fuertísima, tenía un gran problema inmunológico y grandes alergias alimentarias y el tratamiento consistía en corticoides para bajar las inflamaciones y en antialérgicos muy fuertes, y como soy científica me daba cuenta de que esto a largo plazo le iba a generar muchísimos problemas de salud, ya que el exceso de corticoides es dañino para el cuerpo.
Esta situación fue el punto de partida “me puse a investigar y me contacté con colegas inmunólogos de otros lugares y lo que encontraba como denominador común era que había que tomar antioxidantes porque ayudaban en la inflamación intestinal. Comencé a probar con los antioxidantes comunes que se encuentran en el mercado, pero investigando encontré un antioxidante que decían que era excelente, llamado Espinocromas, que según un paper en ruso se obtenía de los erizos de mar”


Inmediatamente se puso en contacto con estos investigadores, que accedieron a realizar las pruebas en sus laboratorios “me aceptaron la propuesta de analizar la muestra que yo le envíe y así verificaron que teníamos moléculas de alta calidad en alta concentración y a partir de ahí comencé a hacer extractos, primero lo tomábamos mi marido y yo, hasta que a través de la Secretaria de Ciencia y Técnica de la provincia comenzamos a planificar un modelo de negocio, buscar inversión y convertirnos en empresa”. Destacó que el rol del Estado “es fundamental, fui acompañada por el gobernador de Chubut y esto es algo que hay que resaltar porque no siempre las políticas se mantienen o no se trasladan, cuando se cambia de gobierno”. Actualmente la firma tiene 3 productos en el mercado, “ en este momento tenemos alrededor de 4 mil animales, somos una planta piloto, pero tenemos un proyección de crecimiento en los próximos 5 años de poder llegar a los 100 mil animales para incrementar la producción a un nivel industrial”.
En el planeta se encuentran alrededor de unas 12 especies de erizos que tienen la peculiaridad de acumular esta molécula en sus huevas, el resto de los erizos de mar los acumulan en los caparazones, entonces en este caso se tendría que matar a los erizos para poder extraer la molécula, explicó la bióloga “ pero nosotros tenemos la ventaja que esta especie nativa la acumula en sus huevos y aplicando biotecnología podemos incrementa esta cantidad. Para que nos demos una idea, tendríamos que pescar y matar un millón de erizos para hacer la misma cantidad de dosis que nosotros hacemos con mil erizos en cultivo, sin embargo nuestra biotecnología nos da esa ventaja de poder concentrar y tener un insumo de producto natural no sintético, de una forma donde lo hacemos sustentable: sin matar al animal bajo un protocolo de cultivo”, aclaró. La planta cria los erizos de una forma particular en la que ellos acumulan las moléculas en sus huevas 500 veces más que en el campo ” después recogemos esos erizos sin matarlos y de esas huevas generamos tres productos”. La provincia de Chubut le otorgó un permiso para realizarlo bajo protocolo de Nagoya, la extracción de un grupo de animales y a partir de eso generar la producción, lo que tiene nuestra tecnología es que es totalmente globalizable, uno podría hacerlo con otras especies en otros lugares del mundo”.