El Dr Gustavo Viozzi forma parte del equipo del Laboratorio de Parasitología, INIBIOMA (CONICET-UNComahue) y es Miembro del Comité Editorial de la Revista de Divulgación del CRUB Centro Regional Universitario Bariloche «Desde la Patagonia: difundiendo saberes». Es autor de la columna que se publicó en la Agenda Mensual Electrónica de Noticias en Ecología y que compartimos en Café Científico sobre el sentido fundamental que tiene la comunicación de la ciencia:
“Partiendo de la premisa de que la ciencia es clave para entender el mundo, es deseable que la mayor parte de los actores de la sociedad participen en la construcción de pensamiento basado en evidencias. Pero la ciencia tiene un lenguaje propio que, en general, sirve para comunicarse entre especialistas del mismo campo del conocimiento. La divulgación científica convierte los resultados y conclusiones del trabajo científico en una historia (ojalá cautivante) que alcanza su máxima expresión si despierta intereses y vocaciones. Existen diversos actores que influyen en la dinámica de la producción del conocimiento científico: agencias de financiación, funcionarios, medios, redes sociales, ONG, organismos encargados de áreas naturales protegidas, entre otros, quienes tienen que recibir conocimiento científico en un lenguaje accesible para ser entendido y transmitido. En este sentido, la divulgación de las ciencias adquiere una importancia significativa y debe alejarse de un patrón unidireccional e involucrarse en un constante flujo de información, conocimiento y retroalimentación con la mayor parte de la sociedad.
En un mundo cada vez más complejo, en el que se ven amenazadas la salud ambiental, la biodiversidad y las actividades productivas, se necesita que cada vez más gente tenga herramientas para dar respuestas y tomar decisiones basadas en evidencia, o al menos entender las decisiones que otros toman por ellos, especialmente en un entorno donde lo científico está intrínsecamente entrelazado con lo cotidiano. Es a través de esta comprensión amplia que se construye una ciudadanía informada, capaz de evaluar y cuestionar activamente la toma de decisiones.
Mi experiencia como divulgador de las ciencias incluye tareas como: participar en el equipo de dirección de la revista de divulgación de las ciencias de la UNCo-Bariloche: Desde la Patagonia, difundiendo saberes, trabajar en proyectos de extensión universitaria y hacer docencia de grado y postgrado. En particular, el trabajo en una revista de divulgación científica resulta estimulante, entre otras cosas porque nos pone en contacto con un conjunto de científicos, instituciones y líneas de investigación relacionadas con la Patagonia que de otra manera no conoceríamos. Es común ver que estudiantes recién ingresados a una carrera universitaria encuentran dificultades para comprender noticias relacionadas con temas científicos, por lo que uno de los objetivos de la revista es llegar a estudiantes del nivel medio. En línea con este propósito, la revista tiene, además de su versión online, una tirada impresa que se reparte gratuitamente en escuelas secundarias del sur de la Provincia de Río Negro.
No siempre resulta sencillo lograr los objetivos de la divulgación científica; es una tarea que requiere tiempo, formación, experiencia e imaginación. Una de las dificultades radica en que los organismos dedicados a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina, como el CONICET, en general, y dependiendo del área de conocimiento, no priorizan este tipo de actividades a la hora de evaluar a sus investigadores. En el contexto político actual, hemos comprobado que gran parte de la población no conoce o no valora la investigación científica promovida desde el Estado. Es una buena oportunidad para discutir y planificar acciones conjuntas e integrales para dar a conocer qué, cómo y para qué se investiga en la Argentina. Esta tarea podría ser coordinada por Centros Científicos Tecnológicos, Institutos y Universidades y ser tomada en cuenta como una actividad importante dentro de las tareas de los investigadores, a nivel de la dirección de proyectos y de formación de recursos humanos. A pesar de las dificultades, es un trabajo muy gratificante cuando uno percibe los logros, aunque estos sean pequeños. ¡Vale la pena intentarlo!
En resumen, la divulgación científica, también expresada como popularización de las ciencias o alfabetización científica, no solo democratiza el conocimiento, sino que empodera a los ciudadanos para enfrentar desafíos actuales y futuros. Al convertir la ciencia en una historia accesible, se fomenta una cultura de entendimiento, reflexión y participación activa, que ayuda a construir una sociedad más justa, sobre todo en estos momentos de la realidad política del país, en la que se ven amenazadas las políticas científicas del Estado nacional, que han sido siempre objeto de reconocimiento internacional.”