La pequeña localidad de Camarones, bahía ubicada en la costa atlántica de la provincia de Chubut, ha sido el escenario del hallazgo de restos humanos que según la datación, vivieron hace unos 10 milenios atrás. Se trata de dos individuos, no contemporáneos entre ellos, uno de 9200 años y el otro de 9700 lo que equivale a una antigüedad de entre 10.400 y 11.000 años calendarios.
La investigación fue realizada por un equipo integrado por las científicas Julieta Gómez Otero, Ariadna Svoboda, Anahí Banegas y Gabriela Millán, pertenecientes al Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus, CONICET), que funciona bajo la órbita del Centro Nacional Patagónico CENPAT-CONICET de Puerto Madryn, junto a Hernán Marani, investigador y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Universidad del Chubut (UdC) y Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El estudio contó con financiamiento del CONICET y el subsidio de la Society for American Archaeology, destinado a investigaciones arqueológicas precolombinas.
Todo comienza de manera fortuita en octubre de 2020, comentó Julieta Gómez Otero, doctora en Antropología del CENPAT “cuando un grupo de albañiles realizando un pozo para la instalación del gas en una vivienda en construcción encontraron restos humanos, inmediatamente el dueño de la casa dio aviso a la policía y luego de verificar que los restos no eran actuales, se activó el protocolo de tratamiento de restos humanos arqueológicos, ley V/160 promulgada en el 2018”.
Se preservó el lugar y una vez autorizados ingresaron al sitio del hallazgo para realizar los análisis bioantropológicos preliminares a fin de determinar el número mínimo de individuos y la edad de cada uno “en noviembre del 2020 después de dos días de trabajo con el arqueólogo del CENPAT Guillermo Gutiérrez comprobamos que habían restos perteneciente a dos personas, las autoridades decidieron que el destino de los restos queden resguardados hasta una próxima campaña” y recién en marzo del 2022 la Subsecretaria de Cultura y la comisión de asuntos indígenas dieron la autorización para el rescate de los restos y su traslado al laboratorio de Arqueología y Antropología Biológica del IDEAus para su estudio.
En principio se enviaron a datar a Estados Unidos al laboratorio de la Universidad de Arizona “enviamos muestras muy pequeñas de 2 gramos y nos dio resultados que para nosotros fueron sorprendentes en cuanto a las fechas, no esperábamos que fueran tan antiguas a los sumo pensábamos que podían datar de unos 3 mil años, y por prevención porque pensamos que las muestras podrían estar contaminadas con componentes orgánicos de los sedimentos entonces a través de la gestión de colegas del Instituto del CONICET que funciona en la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires hicimos un estudio de calidad de la proteína para ver si había contaminación y nuevas dataciones. Una vez que se determinó de que no había contaminación enviamos las muestras al Institute of Energy and the Environment de Pennsylvania donde se confirmó las edades de los restos, pertenecían a niño o niña de entre 8 y 9,5 años y un/a adolescente de entre 12 y 15 años, en el que no fue posible estimar el sexo”.
“Es difícil encontrar restos humanos de tanta antigüedad porque en general no se conservan”
Para la actividad científica en la región resulta muy importante el hallazgo “porque es difícil encontrar restos humanos de tanta antigüedad, en general no se conservan” explicó la antropóloga, “esto demuestra por un lado que la bahía Camarones podría haber sido una de las rutas seguidas por los primeros grupos humanos que ingresaron a América por la costa atlántica, y que hace 11 mil años existían grupos humanos al sur del continente”. Es un hallazgo significativo porque estamos hablando de un poblamiento muy antiguo siguiendo la línea costera. “Los modelos de paleocosta, realizados por especialistas del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) del CENPAT, dan cuenta que hace 11 mil años, el mar estaba a nueve kilómetros de la costa actual, por lo que el paisaje era distinto. Es el primer fechado de una ocupación humana tan antigua en el litoral atlántico, hasta el momento los sitios más tempranos fueron registrados en el interior o en la vertiente del Pacífico” precisó Gómez Otero. Y por otra parte el hallazgo nos permite saber si estos niños “habrían tenido una dieta mixta, combinación de alimentos del mar y de la tierra, lo que sugiere que aprovechaban el espacio costero atlántico”. Otro dato que se pudo confirmar es que en los restos no se registraron evidencias de enfermedades, desnutrición o violencia.
El hallazgo es un hito para la provincia de Chubut, asegura la antropóloga “recibir la noticia de la datación del hallazgo fue un shock”, ahora lo que queda pendiente de la investigación es esperar los resultados del análisis de las cuentas de hueso de ave que estaba asociado al niño menor de edad “si el collar de 50 cuentas de hueso de ave, pertenece a la familia de los cormoranes, quizás tuvieron un significado simbólico más allá de que podría haber sido su alimento. Además queda pendiente analizar en el laboratorio de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia los pigmentos arqueológicos hallados, la composición mineralógica y orgánica del pigmento rojo asociado a ese niño, pero recién está por realizarse, es un estudio que todavía queda pendiente desarrollar”.
Después del proceso de confirmación sobre los restos arqueológicos -previo a la publicación del hallazgo en una revista científica- se realizó la presentación pública a la comunidad de Camarones con las autoridades de aplicación de las leyes patrimoniales, el viernes 19 de abril en el marco de la Semana de los Pueblos Indígenas en el Auditorio del Museo de la Familia Perón con la presencia de la intendente Claudia Loyola; el representante de la comunidad mapuche-tehuelche “Ceferino Namuncurá” Valentín Sayhueque, Rubén Romero Sayhueque; el secretario de Gobierno de Camarones, Mario Arriagada; el encargado de Cultura, Horacio Yancafil; el intendente del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral (PIMCPA), Juan Duro y el vicedirector del CCT CONICET-CENPAT, Pablo Bouza.
