Proyecto LANARQ: un sistema de construcción que utiliza lana de oveja como aislante natural

Foto: Pais Circular
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El Proyecto LANARQ es un sistema de construcción que utiliza la lana como aislante natural, aportando al esquema de Economía Circular con el reciclado de lana ovina de descarte. Contribuyendo a mejorar la eficiencia energética por su efecto antitérmico, aportando una alternativa de construcción sustentable con criterios de seguridad ambiental. En la línea del Wood frame o Wood framing, es decir, un método de construcción en seco cuya armazón estructural está fabricado a partir de madera pero además el proyecto plantea como innovación principal el aprovechamiento alternativo del descarte y subproductos del procesamiento industrial de la lana como aislante natural.
La idea del uso lanar, surgió por parte de una pareja de arquitectos: María de los Ángeles Lobos y Andrés Villouta, que buscaban material para aislar su propia vivienda y esto derivó en un emprendimiento que está ayudando no solo a impulsar la economía desde la zona austral de Chile, más precisamente en la región de Aysén, sino que además rescata la identidad local de productores de tradición ovina. Apuntan a brindar una solución integral mediante el diseño de casas prefabricadas en base al sistema de aislación lanar para las construcciones destinadas en principio a viviendas sociales pero ahora la incorporan al turismo. Esta aplicación genera una alternativa complementaria al segmento de lanas de bajo valor, disponibles en Chile como en Argentina.
Y ante una visión común entre LANARQ y la Cooperativa Lanera Trelew, con la intervención de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la provincia de Chubut se inicia un trabajo colaborativo denominado Proyecto LANARQ Patagónico, con el objetivo de complementar las fortalezas de ambas partes en busca de escalar y consolidar el proceso de construcción sustentable en Patagonia, dado que existen problemáticas comunes asociadas tanto al tema habitacional como el sector ganadero de los pequeños productores ovinos.

En ésta línea se inició un proyecto turístico ubicado en la zona de Chile Chico, ubicado a 5 kms de la localidad de Los Antiguos en la provincia de Santa Cruz vinculado a un modelo de negocios basado en principios de sostenibilidad con una apuesta a la oferta gastronómica natural y un concepto constructivo que incluye la utilización de materiales locales y regionales nobles. El proyecto contempla la construcción de 6 cabañas destinado al turismo de alto nivel que de manera conjunta, previsto desarrollar entre la Cooperativa Lanera Trelew y LANARQ, como el primer paso de un largo camino asociado al modelo constructivo sustentable. Alineada con los objetivos de mitigación de los efectos del cambio climático, incorporando un diseño que maximiza la eficiencia energética, la contaminación y la emisión CO2, pero además mejora la calidad de vida individual y global.

 

Diseño integral de kits de viviendas prefabricadas, modulares, con todo el sistema constructivo en base a la aislación lanar, para viviendas turísticas en la Región de Aysén-Chile. Foto: País Circular

Lanarq trabaja fundamentalmente dos tipos de productos. Uno es la lana a granel para su inyección en muros, y el segundo es el manto lanar, para el revestimiento de techos y muros. Estos productos se usan tanto en sus proyectos habitacionales en la región, como para proyectos particulares de casas hechas con madera. Las capas de materiales en su conjunto está ensayado en laboratorio oficial con respuesta al fuego como F-30. En la fase final de acondicionamiento del material se le agrega sal de boro la cual proporciona un ambiente no grato para insectos o roedores, y que protege la fibra.

Cuando los arquitectos María de los Ángeles Lobos y Andrés Villouta buscaban información, encontraron que desde hace dos décadas la lana ovina, era utilizada como aislante de viviendas en países con tradición ovina como Inglaterra y Nueva Zelandia, y así fue que el origen de un sistema aplicado a la arquitectura se transformó en un emprendimiento familiar denominado LANARQ, con la idea de crear un manto aislante térmico, de ruido e ignífugo ( que no se inflama ni se propaga el fuego) hecho con lana de ovejas. 

 

La idea cobró fuerza en España, cuando en el 2014 realizaron un postgrado en eficiencia energética de viviendas. En la primera clase, les mostraron una casa en Los Pirineos completamente aislada con lana de ovejas como ejemplo de arquitectura pasiva con mínimo consumo de energía. “Hicimos click, por fin encontramos esto que andábamos buscando y vamos a aprender de ello”, recuerda María de los Ángeles Lobos. Se contactaron con una empresa catalana de reciclaje de textiles que fabricaba un aislante de viviendas en base a este material, para transformarse en sus representantes en Chile. Pero su dueño, Jordi Iglesias, les dio el empuje final para la creación de LANARQ: “Cómo me preguntan eso, si tienen la materia prima allá. Tienen que llegar y hacerlo en Chile”, les dijo.Y eso fue exactamente lo que hicieron. De vuelta en Aysén, empezaron a recorrer el territorio y generar redes para conseguir la lana que necesitaban. 

La arquitecta María de los Ángeles Lobos en la producción de paneles. Foto: Pais Circular

Ganar un concurso del Fondo de Innovación Agraria les permitió, además, comprar máquinas y empezar a trabajar los primeros prototipos, y financiar las pruebas para validar sus características técnicas para el cumplimiento de las normas de construcción. Poco después, un segundo fondo, esta vez en el marco de los proyectos de innovación social de Corfo, los llevó a crear el primer “taller lanar” en la escuela agrícola de Coyhaique (Chile) para trabajar junto con sus alumnos en perfeccionar la técnica del aislante, buscando también el apoyo estratégico y el conocimiento de la escuela y del mundo rural.
El objetivo final de ese proyecto era comprar materia prima a pequeños productores ovinos, y al mismo tiempo mejorarles sus condiciones de habitabilidad a través de dos vías: un modelo “hágalo usted mismo”, con la creación de una guía para que la gente aprendiera a lavar la lana, secarla, separarla e incorporarla dentro de los tabiques y techos de sus viviendas. “Y, por otro lado -agrega María de los Ángeles Lobos-, logramos agrupar un comité de viviendas del Valle de Ñirehuao, un valle productivo, donde postulamos a cinco familias a viviendas nuevas, y a otras diez a mejoramiento térmico de sus viviendas. Todo por supuesto aislado con lana de sus mismas producciones, para generar economía circular: compramos su lana, postulamos al Serviu, y luego la incorporamos en sus soluciones de vivienda”.

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