Réplicas de dinosaurios se encuentran exhibidas en el Museo Te Papa de Nueva Zelanda. “Algo así de grande está acá», reza un inmenso cartel en la entrada al moderno Museo Nacional de Nueva Zelanda “Te papa” en Wellington, visitado a diario por habitantes de todos los continentes.
El esqueleto de un gigantesco dinosaurio invita a ingresar, a metros de la entrada sorprende el imponente cráneo del Giganotosaurus carolinii, un enorme carnívoro descubierto en El Chocón, provincia de Neuquén.
En la muestra interactiva “Dinosaurs of Patagonia” se pueden apreciar réplicas de reptiles mesozoicos, desde los más pequeños como Manidens – similares al tamaño de una paloma- hasta los gigantescos carnívoros como el Carnotaurus sastrei y los herbívoros como el Patagotitan, un gigante entre los gigantes.
El Neuquensaurus australis, descubierto en la provincia de Neuquén, se luce también en el salón perfectamente iluminado para vivir una experiencia épica, que posiblemente ni los locales -dueños de este patrimonio inigualable debajo de nuestro suelo- podamos conocer en nuestro propio país.
Las réplicas fueron construidas en tamaño real y es el resultado de muchísimos años de investigación de científicos del Conicet, luego de técnicos y artistas para montar semejante escenario lo que lleva más de un año, para luego trasladarlo en barco desde Argentina. “Como argentino y patagónico, me llena de orgullo ver la importancia que le dan en esta Nación, a la Paleontología de nuestro país y de nuestra región contó el biólogo argentino Alejandro Riccheri, nacido en General Roca y radicado hace un año en Nueva Zelanda.
La muestra interactiva está a cargo del científico del Conicet, Jose Luis Carballido, quien trabaja en el Museo Egidio Feruglio de la ciudad de Trelew (Chubut) institución que lideró la excavación del Titanosaurio «Es el resultado de unas cuantas décadas ya de investigaciones en Argentina y en especial en Patagonia, donde los distintos dinosaurios que se muestran fueron hallados por diferentes investigadores a lo largo de la historia, en distintas provincias de Patagonia, especialmente Neuquén y Chubut», comentó Carballido.
Experiencia interactiva
Jordi, uno de los guías de la muestra, contó que asisten personas de todo el mundo y quedan maravilladas al ver los enormes ejemplares descubiertos en la Patagonia. Los chicos pueden “construir» sus propios dinosaurios y armar un esqueleto a partir de piezas en un tablero. También pueden comparar su propio tamaño con el del fémur del Patagotitan y entender la fisonomía de las especies según sus hábitos alimenticios, las diferencias de forma y tamaño de las huellas fosilizadas, oír los sonidos que emitían.
La impronta fosilizada dejada por la piel de un Carnotaurus permite entender cómo era la apariencia externa de estos animales que prácticamente nunca se pudo conservar. Hasta la réplica de un huevo que, al ser tocado, transparenta su cáscara y muestra un bebé de dinosaurio emplumado en su interior. Así, también se exhiben plantas fósiles que dan cuenta del ambiente en el que transcurrían las vidas de estos milenarios animales.
Un salón de ventas repleto de libros sobre dinosaurios atrae a los más pequeños. Entre las publicaciones se destaca «Digging up a Giant Dinosaur», escrito por el equipo científico del Museo Egidio Feruglio de Trelew, obra ilustrada por las paleoartistas Florencia Gigena y Vanesa Ávila.
La muestra Dinosaurios de Patagonia» es temporal y se accede con una entrada de casi 30 dólares neozelandeses (unos u$s18), mientras que la entrada al museo es libre y gratuita y estará abierta hasta el 28 de abril de 2024.
Parte de la misma historia y origen
Los líderes de las comunidades maoríes (iwis) de toda Nueva Zelanda, viajaron a la ciudad de Wellington para realizar una ceremonia de bendición a la exhibición y darle la bienvenida al proyecto argentino a Aotearoa (Nueva Zelanda) compartiendo historias en común de Nueva Zelanda y Argentina y el ciclo sin fin de la historia natural del Hemisferio Sur . Patagonia en lengua maorí se la llama Rūpapa: Papa quiere decir la tierra madre y Rū es el dios del movimiento (terremotos, temblores, olas, mareas). Para la cultura maori, Rūpapa es “la tierra en movimiento” que se refiere a lo que alguna vez fue el mismo continente de Gondwana, con Australia, Sudáfrica, Antártida y Nueva Zelanda.
Fuente: Diario Rio Negro